James Bradner, del Dana-Farber Cancer Institute, comprobó que en los
ratones tratados con él se bloqueaba el BRD4, causante de algunas formas
de cáncer. Pero en la Universidad de Columbia comprobaron también que
los ratones a los que les faltaba la proteína BRDT eran infértiles.
Juntando ambos estudios comprobaron que ocurría inyectándole el JQ1 a ratones sanos. El resultado es que en su esperma, los espermatozoides eran escasos y poco móviles, lo que los hacía infértiles.
A partir de esto aseguran que se podría desarrollar un medicamento
oral que produjera un efecto temporal mucho más eficaz y sencillo que
otras soluciones que se están planteando.
Pero claro, de esto a una pastilla comercial que te esté esperando en
la farmacia queda tela, por lo que todavía te quedarán unos cuantos
años poniéndote el chubasquero si no quieres tener más hijos secretos
que Pajares y Quagmire juntos.
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