Cinco apicultores, guardabosques y transeúntes tardaron varias horas en poner a todas las abejas en una caja de cartón para transportarlas a un lugar seguro. Sin embargo, cuando lo hubieron logrado, una ráfaga de viento hizo que la tapa de la caja se abriera y la abeja reina volviera al maletero. "Llevo en la apicultura 30 años y nunca había visto a un enjambre hacer eso. Es natural que sigan a la reina, pero es una cosa extraña de ver (…), fue muy entretenido", afirma Roger Burns, de la Asociación de Apicultores de Pembrokeshire.
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