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La tribu aislada que ha rechazado cualquier contacto con el exterior y vive como hace siglos

Una isla en el Índico, apartada completamente de la civilización y en la que cualquier aparato electrónico literalmente no existe. No, no hablamos de un rincón paradisíaco en el que pasar unas buenas vacaciones, sino de una tribu que vive aislada de la sociedad moderna y que ha rechazado completamente cualquier tipo de acercamiento del resto del mundo exterior. 

Sentinel del Norte está situada junto a las islas Andamán, entre la India y la Península malaya, pero allí parece que el tiempo se ha detenido en el pasado. No hay agricultura y sus habitantes sobreviven gracias a la caza y a la recolección, tal y como se hacía varios siglos atrás. 
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Ellos mismos se consideran un pueblo indígena aislado y es tal su independencia del resto del mundo que apenas existen fotos de su isla, más allá de las tomadas desde el aire o a lo lejos en la costa.

Lo que les hace totalmente diferentes es que rechazan cualquier contacto con el mundo. Si bien en el Amazonas o en otras partes del planeta, hay también tribus con escaso contacto humano, en el caso de los habitantes de Sentinel han rechazado con violencia cualquier tipo de acercamiento. Los colonos europeos, la guardia costera india o los antropólogos han sido recibidos con flechas siempre que han intentado aproximarse, mostrando la hostilidad que los nativos albergan.

El número de personas que viven en la isla se estima entre 50 y 400, aunque es difícil hacer una estimación más precisa debido a lo complicada que es la comunicación con ellos. Dos hechos clave en los últimos años les han afectado seriamente.

El primero de ellos fue en 2004 cuando un brutal terremoto en el Índico afectó seriamente a Sentinel del Norte, muriendo probablemente muchos de los habitantes, aunque una comprobación en helicóptero confirmó días después queseguía habiendo vida.
El segundo fue dos años más tarde, en 2006, cuando dos pescadores indios se acercaron demasiado a la isla y fueron asesinados; desde este día el lugar es una zona de exclusión con el objetivo de garantizar la seguridad de los nativos así como de los demás. 

Al final, se ha llegado a un pacto no escrito del ‘vive y deja vivir’. Ellos tienen su espacio y el resto del mundo el suyo y así es posible convivir en armonía y sin problemas, pese a la curiosidad que siguen despertando.

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