El científico tailandés culmina hoy su visita a la República Dominicana. Vino al país a promover un modelo de educación en valores humanos que se ha implementado en varias naciones.
El tailandés Art-Ong Jumsai tiene lo mejor de los dos mundos: es científico y educador. Al menos así lo deja entrever mientras conversa con Diario Libre. Ambas ocupaciones para él van de la mano, pues cuando era joven entendió que si quería que escucharan sus ideas sobre el porqué se debe educar a los estudiantes en valores humanos, debía ser científico por el respeto y credibilidad que, a su juicio, infunden. Y así lo ha logrado, al punto de que en ese camino trabajó para la NASA en el diseño de un mecanismo de descenso automático de una nave en Marte, usado en el programa espacial Vikingo en la década de 1970.
Ayer se reunió con el ministro de Educación, Carlos Amarante Baret, y dictó seminarios a personal del área educativa del país para infundirles la necesidad de que el sistema escolar incluya la enseñanza en valores humanos, como lo ha transmitido a maestros en Bután, Emiratos Árabes Unidos, Kazajistán, China, Rusia, Nueva Zelanda Estados Unidos, Japón y otros países.
“Tenemos que entrenar a los profesores para ayudarlos a enseñar a los niños. No es solo darles conocimiento; si solo les das conocimiento, ellos serán listos, pero personas listas han arruinado el mundo, hacen bombas atómicas, van a la guerra (...) Necesitamos personas buenas en el mundo que sean buenos ciudadanos”, dice Jumsai a Diario Libre.
Al preguntarle cómo se educa en valores en una clase de matemáticas, lo explica simple. “Se puede hacer una historia: cuando era niño, mi madre me llevó a una tienda y compró 32 manzanas, entonces regresé a casa y algunos amigos vinieron a visitarme, así que entendí que debía compartir mis manzanas con mis siete amigos. Las quisimos compartir equitativamente, así que serían 32, divididas entre siete más uno, es decir, 32 divididas entre ocho; ¿cuánto tocará cada persona?”.
En la historia, el profesor entiende que se transmite el valor del amor de la madre al comprar las frutas y el de compartir con otros.
Este tipo de educación Jumsai la ha promovido durante décadas. Hace 26 años abrió el Colegio Sathya Sai de Valores Humanos en el norte de Bangkok, la capital de Tailandia, que es tomado como modelo por el Ministerio de Educación de ese país.
Él afirma que miles de egresados de esa escuela y de otras en distintos países, han ido a las universidades y sido ejemplo para los compañeros de estudios y de trabajo, pues tratan de motivar a otros a que sean buenas personas.
El científico tiene un rostro risueño. Es padre de tres hijos y abuelo de uno. A sus 76 años habla con seguridad y firmeza, a diferencia de cuando era adolescente y tenía riñas. “Golpeaba a todos y usaba mis pies para patearlos”, dice entre risas. A los 15 años entendió que debía cambiar y ser mejor persona. A los 16, cuando vivía en Inglaterra, era el último en la clase y en un año pasó a ser el primero.
Para continuar en el sendero de enseñar a otros a ser mejores, Jumsai dice que quería ser escuchado. Sabiendo que estaba en una era tecnológica, concluyó en que debía ser científico. “Las personas entonces te escucharán”, pensó.
Se matriculó en la universidad de Cambridge para estudiar Ciencias Mecánicas, hizo dos doctorados en telecomunicaciones y educación, y a la vez enseñaba a otros a ser buenos ciudadanos. Luego fue profesor universitario en Tailandia. Recuerda que un día conoció al líder espiritual de la India Sathya Sai Baba quien lo motivó aun más.
El aterrizaje en Marte que no cambió por la enseñanza
Jumsai cuenta que para 1970 laboraba en una empresa que trabajaba para la NASA (Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, en español). Explica que era responsable de diseñar un mecanismo para el aterrizaje automático de una nave espacial en Marte.
Tras un año sin resultados, cuenta que subió a una montaña en California y meditó durante cinco días hasta que, de repente, le llegó una idea. Cuando se armó -dice-, la enviaron a la NASA y comprobaron que resultaría.
A pesar del logro, indica que le explicó a sus superiores que debía regresar a Tailandia a continuar su programa educativo, renunciando a la oferta de ciudadanía y trabajo en los Estados Unidos.
Jumsai asegura que Marte es el único planeta cercano a la Tierra cuyas características posibilitan que sea habitado por humanos. Por entender que faltan muchos años para que se logre, sigue con la meta de promover la educación en valores para mejorar la Tierra. Además del colegio que dirige, es director del Instituto Sathya Sai de Educación en Valores Humanos.
“Dejé de pensar en Marte porque es necesario cambiar la gente en la Tierra, podemos vivir aquí en paz. Tenemos que amarnos unos a otros, ayudarnos y detener las guerras, no pelearnos, y cuando nos ayudemos unos a otros, este será un planeta hermoso”, expresa.
Destaca que en un tiempo trató de cambiar a algunos políticos; fue electo senador en Tailandia. “Pero es imposible, ellos (los políticos) no quieren pensar en valores, la única cosa que les interesa es tener mucho dinero, quieren ser ricos, así que traté con empeño”, dice.
Jumsai se marcha hoy de la República Dominicana. Aspira a que que el Gobierno se interese en la enseñanza en valores humanos para ayudar a preparar a los profesores.
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