Bezos es consciente de que no podría
haber ocurrido en un mejor momento, ya que el sábado se conmemoró el
aniversario del alunizaje de 1969.
Bezos felicitó al equipo de restauradores de la Cosmoesfera y Centro Espacial de Kansas por sus esfuerzos.
Uno de los restauradores descubrió que en uno de los costados de las
enormes cámaras de combustión tenía escrito el número “2044” con pintura
negra. Lo encontró al usar luz negra y un filtro óptico especial.
Este 2044 no era ningún misterio. De acuerdo con Bezos, corresponde
con el número 6044 de la NASA, el número de serie del motor F-1 número 5
de la misión Apolo 11.
El restaurador siguió trabajando en la cámara de combustión y, tras
eliminar más óxido, encontró una etiqueta en la superficie metálica en
la que se leía “Unidad No. 2044”.
“La restauración es un trabajo laborioso que requiere cantidades
notables de paciencia y de atención a los detalles; estos chicos tienen
ambos”, dijo Bezos, refiriéndose a los restauradores de Kansas.
Un magnate de las ventas al menudeo en internet podría parecer un
entusiasta inusual de los artefactos y la historia del Apolo 11, pero
Bezos dijo que recibió la inspiración para soñar en grande cuando vio
por televisión la misión original a la Luna en 1969, cuando tenía cinco
años.
El director de Amazon anunció en marzo que su equipo de
investigadores había descubierto un grupo de cohetes propulsores
gigantes a los que describió como “un mundo de maravillas submarino, un
increíble jardín escultórico de motores F-1 retorcidos”. Los encontraron
a 4,267 metros de profundidad cerca de las costas de Florida.
Los motores F-1 propulsaron el cohete Saturn V que llevó a la Luna a
Neil Armstrong, Buzz Aldrin y la misión Apolo 11. Sin embargo, los
motores se eyectaron después del despegue y se creía que se habían
destruido o perdido para siempre.
Bezos dijo en 2012 que quería encontrar los cohetes propulsores del
Apolo 11, pero señaló que muchos de los números de serie se perdieron
total o parcialmente.
“El fuego y la agresiva corrosión de los componentes de 43 años bajo
el agua eliminaron o cubrieron la mayor parte de los números de serie
originales”, escribió este viernes en su blog.
Cada motor pesa casi nueve toneladas y vienen en grupos de cinco.
Entregaban 32 millones de caballos de fuerza mediante la combustión de
2,700 kilos de combustible cada segundo y juntos llevaron al mayor
cohete de la historia a 61 kilómetros de altitud en menos de tres
minutos.
Después de hacer su trabajo, los cohetes cayeron al océano a 8.000
kilómetros por hora. Ahí permanecieron durante décadas sin ser
descubiertos hasta que el equipo de Bezos los encontró por medio de un
sofisticado sonar.
Lee: De sostenes a trajes espaciales, una historia no contada sobre el Apolo 11
“La tecnología que se usó para recuperarlos es tan increíble en sí
como la tecnología del mismo Apolo”, escribió Bezos en marzo. “Los
vehículos de Operación a Distancia trabajaron a una profundidad de más
de 4,200 metros conectados a nuestro barco por medio de fibra óptica y
cables que les transmitían más de 4.000 voltios de electricidad”.
Su equipo sintió los ecos de la misión lunar mientras exploraban las
gélidas profundidades del océano: “La negrura del horizonte. El lecho
marino gris y sin color”.
Los motores, que llevaron a los aventureros espaciales a la Luna,
ahora son el tesoro de una raza diferente de exploradores. Bezos dijo
que pretende exhibir los aparatos “en donde tal vez inspiren algo
asombroso”.
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