El investigador del Departamento de Antropología de la Universidad de
Idaho y del Instituto para la Investigación Mesoamericana de los
Estados Unidos es uno de los principales expositores de la VI Convención
Mundial de Arqueología Maya, que se celebra desde el viernes en la
capital guatemalteca.
Su conferencia, “El asentamiento y proceso cultural y natural en la
Cuenca Mirador”, versa sobre la zona que se considera como “la cuna de
la civilización maya”.
Hansen descubrió en 1978 la Cuenca Mirador, el más grande complejo de la
civilización maya que abarca 51 ciudades en las que se encuentran las
pirámides más grandes construidas por los mayas hace más de 3.000 años.
La Cuenca Mirador está ubicada en la zona selvática del departamento de Petén, al norte de Guatemala y fronterizo con México.
Cuenta con un área de 2.169 kilómetros cuadrados en donde han sido
descubiertas hasta el momento 51 ciudades mayas, las cuales estuvieron
interconectadas por un sistema de “súper carreteras”.
Durante más de tres décadas, Hansen ha reconstruido, en base a
evidencias científicas, la civilización maya desde sus orígenes, aún no
del todo establecidos, pasando por su desarrollo político, cultural,
económico y arquitectónico hasta constituirse “en todo un imperio” de
repetino colapso.
En la Cuenca Mirador, explicó el experto, los mayas desarrollaron “el primer Estado económico en el continente americano”.
“En el período preclásico (en el año 1.500 antes de Cristo) formaron
el primer Estado político, casi un imperio, donde había un desarrollo
con fuertes manejos económicos y grandes poblaciones”, pero debido a un
error estratégico “de gobierno”, los mismos mayas provocaron su colapso.
A partir del año 150 después de Cristo, “debido a multifactores”
asociados con el medio ambiente como enfermedades, sequías y
deforestación, “la gente empezó a abandonar la zona”.
“Pero no se trató de un caso de abandono en el que la gente se va,
pero regresa. Acá se fueron y no regresaron (porque). El colapso de los
mayas fue por un abandono total” por la falta de recursos, subrayó
Hansen.
Los mayas “eran humanos” y como tales “cometieron errores”, “abusaron
de los recursos que tenían a su disposición”, cayeron en el “consumo
conspicuo”, prefirieron construir grandes palacios “sin pensar en las
necesidades de la gente, sin darle de comer”, hasta que “se terminaron
todo”, dijo.
Durante la primera jornada de la convención, Alejandro Morales, del
Centro de Rescate de Vida Silvestre (ARCAS) de Guatemala, destacó, por
su parte, cómo la fauna que prevalecía durante el apogeo de la cultura
maya ha sobrevivido a las prolongadas sequías, los huracanes y los
nefastos efectos del cambio climático.
Morales explicó cómo las especies animales han logrado preservarse a
pesar de los cambios del clima debido a los proceso de supervivencia
natural.
Su informe se fundamenta en los múltiples estudios arqueológicos
realizados en las zonas donde habitaron los mayas, así como las
evidencias científicas sobre la fauna halladas en las antiguas ciudades.
La principal amenaza que sufren ahora los felinos, aves, reptiles y
demás especies que habitan las selvas donde estuvieron las ciudades
mayas es la presenciad el hombre que caza, trafica y destruye la fauna,
añadió el experto.
La Convención, que culminará el próximo domingo, pretende explicar la
forma en que los antiguos mayas administraban los recursos naturales y
el crecimiento urbanístico de sus ciudades, así como encontrar vías en
el mundo actual para evitar repetir el gran colapso que se cree sufrió
esa civilización.
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