La red Piedmont Virginia Preppers explica en su portal, con precisión y jerga técnica, que las catástrofes pueden ir desde "WWL", la sigla en inglés para un mundo sin leyes tras la debacle social y económica, hasta TEOTWAWKI, o "el fin del mundo tal como lo conocemos", el apocalipsis.
En medio puede ocurrir un SHTF -sigla que corresponde, literalmente, a "la mierda salpica desde el ventilador"- que es algún desastre de carácter regional como un huracán, una gran inundación, o disturbios y motines.
Los "preparacionistas" que esperan un descalabro del gobierno y las instituciones sociales acumulan alimentos, medicamentos, herramientas, linternas, baterĂas y, por supuesto, armas y municiĂłn. Los que esperan un colapso econĂłmico y financiero acaparan monedas de oro, compran tierras, fertilizante, semillas.
Y los que, por sus creencias religiosas, esperan el fin del mundo guardan todo lo mencionado sin que expliquen muy bien con qué propósito, dado que todo habrá terminado. Los agentes del apocalipsis, según este sector de preocupados, incluyen una supertormenta solar, el impacto de un meteorito gigante y la subida de los niveles del mar.
Por alguna razĂłn la elecciĂłn en 2008 del primer presidente negro de Estados Unidos, Barack Obama, acelerĂł las preparaciones de cientos de miles de familias que vieron en ello un signo del fin de los tiempos.
La reciente recesiĂłn econĂłmica, la crisis en 2011 en torno al lĂmite de la deuda de EEUU, y la retĂłrica alarmista que precede al "precipicio fiscal" que supuestamente ocurrirá a fin de este año, han reforzado las aprensiones de otros preparacionistas.
"Hay numerosos acontecimientos que podrĂan crear una situaciĂłn en las ciudades donde las revueltas civiles son muy probables", dijo al diario The Washington Post el representante republicano en la asamblea legislativa del Estado de Maryland, Roscoe Bartlett.
Bartlett, cientĂfico, ingeniero y granjero, tiene su propia cabaña en los bosques de Virginia Occidental, donde tiene generadores de electricidad, alacenas con alimentos y medicamentos.
En las librerĂas -las pocas reales que subsisten y las virtuales que se han multiplicado- abundan las secciones de manuales de supervivencia con instrucciones para hacer fuego, primeros auxilios, orientaciĂłn y defensa.
"La sociedad es frágil y algo ocurrirá", dijo al canal FOX8 de Cleveland (Ohio) Tom Laskowski, quien dirige una "escuela de supervivencia" en Seven Hills llamada "Destrezas nativas del Medio oeste".
"Hay gente preocupada por lo que pueda ocurrir, aunque nadie sabe qué ocurrirá", añadió Laskoski quien recomienda que los preocupados almacenen comida y agua para sustentarse por unos tres a seis meses.
El temor al cataclismo ha resultado un buen negocio para las tiendas de armas, equipos de campamento y alimentos enlatados, al igual que para pequeñas empresas como Practical Preppers, de Carolina del Sur, especializada en la construcción de refugios subterráneos y el "asesoramiento en seguridad", que es básicamente el consejo para la compra de armas.
Uno de los socios de la firma es Scott Hunt, un ingeniero y ex pastor de una congregación cristiana independiente, que describe su función como "la labor aburrida de la infraestructura", y el otro es David Kobler, veterano del Ejército con experiencia en el combate urbano en Irak.
El portal de Practical Preppers explica que "la instrucciĂłn, la experiencia y las destrezas de Hunt y Kobler se complementan cuando se trata de la preparaciĂłn para sobrevivir a desastres cataclĂsmicos, desde huracanes devastadores a crisis prolongadas como un ataque electromagnĂ©tico, que podrĂa destruir nuestra infraestructura tecnolĂłgica, paralizar al gobierno y causar el colapso del orden social".
Sin embargo, Practical Preppers no indica cuál es la preparación adecuada para sobrevivir al fin del mundo.
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