MEXICO (AP) — La gente más feliz del mundo no está
en Qatar, la nación de mayor riqueza económica según varios criterios
de evaluación. Tampoco reside en Japón, el país con la mayor esperanza
de vida, ni en Canadá, que pese a ser líder mundial en el número de
graduados de la educación superior no figura siquiera en los 10 primeros
puestos cuando de felicidad se trata.
Una encuesta a casi 150.000 personas en todo el mundo reveló que
siete de los 10 países con las actitudes más positivas en su población
se encuentran en América Latina.
Muchas de esas siete naciones suelen estar muy mal evaluadas en los
estudios sobre parámetros tradicionales de bienestar, como Guatemala, un
país arrasado por décadas de guerra civil seguidas por una oleada de
criminalidad y pandillerismo, la cual ha derivado en uno de los mayores
índices de homicidios a nivel mundial.
Guatemala se ubica apenas arriba de Irak en el Índice de Desarrollo
Humano de las Naciones Unidas, que toma en cuenta datos de expectativa
de vida, educación e ingreso per cápita. En contraste, es séptima en
sentimientos felices.
"En Guate, la cultura es de personas amigables que siempre están
sonriendo", dijo Luz Castillo, de 30 años, quien da lecciones de
surfing. "Además, todos los chapines, a pesar de los problemas que
enfrentamos, estamos rodeados de mucha belleza natural que nos permite
escaparnos. Somos el país de la eterna primavera y ese clima influye
mucho".
Gallup Inc preguntó en el último año a cerca de 1.000 personas en
cada uno de los 148 países abarcados por su estudio si sentían que
descansaban lo suficiente, se les trataba con respeto, sonreían o reían
mucho, aprendían o hacían algo interesante, y si experimentaban
sentimientos de gozo.
En Panamá y Paraguay, el 85% de los entrevistados respondieron
afirmativamente a las cinco preguntas, con lo que esos países se
ubicaron en los dos primeros lugares de la lista. Muy de cerca les
siguen El Salvador, Venezuela, Trinidad y Tobago, Tailandia, Guatemala,
Filipinas, Ecuador y Costa Rica.
La gente que reportó menos emociones positivas vive en Singapur, la
ciudad-estado adinerada y ordenada que figura entre los países más
desarrollados del mundo. Otras naciones ricas se ubicaron también en
lugares sorprendentemente bajos en la lista. Alemania y Francia
empataron con el empobrecido estado africano de Somalilandia, en el 47mo
puesto.
Las naciones prósperas pueden ser también profundamente desdichadas. Y
los países pobres pueden desbordar felicidad o al menos mostrarse
bastante optimistas.
Se trata de una paradoja con implicaciones serias para un ámbito de
estudio relativamente nuevo y controvertido, que se denomina economía de
la felicidad. Este campo abarca las mejoras que puede realizar un
gobierno para elevar el grado de satisfacción de su gente, más allá de
mediciones tradicionales como esperanza de vida, ingreso per cápita y
niveles de educación superior.
El reino de Bután, en el Himalaya, mide sus políticas por el impacto
que tienen sobre un concepto denominado Felicidad Nacional Bruta.
El primer ministro británico, David Cameron, anunció un programa
nacional de bienestar en 2010, como parte de una promesa para mejorar la
vida de los ciudadanos tras los efectos de la recesión global. Una
encuesta enviada a los domicilios de 200.000 británicos hace preguntas
del tipo: "¿cuán satisfecho está usted con su vida actual?"
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE),
que agrupa a 34 de los países más desarrollados del mundo, creó
recientemente su Índice para una Vida Mejor, que permite a la gente
comparar los distintos países con base en su calidad de vida, además del
bienestar económico.
Algunos expertos consideran que ésta vía es peligrosa, pues
permitiría que algunos gobiernos utilicen las percepciones públicas como
una excusa para hacer caso omiso a los problemas. Algunos dijeron que,
como un ejemplo de los riesgos, la encuesta de Gallup presenta quizás
datos distorsionados, ante la propensión cultural que tendrían los
latinoamericanos a evitar las declaraciones negativas, sin importar cómo
se sientan en realidad.
"Mi reacción inmediata indica que esto está influido por distorsiones
culturales", dijo Eduardo Lora, quien estudió las mediciones
estadísticas de la felicidad como ex jefe de economistas del Banco
Interamericano de Desarrollo.
"Lo que dice la literatura empírica es que algunas culturas tienden a
responder a cualquier tipo de cuestión de una manera más positiva",
dijo Lora, nacido en Colombia, la undécima nación más feliz.
En cuanto a los 10 países menos positivos, no fue raro encontrar a
algunos ahí, como el caso de Irak, Yemen, Afganistán y Haití. Armenia
ocupó el penúltimo peldaño.
"Sentirse infeliz es parte de la mentalidad nacional aquí", dijo
Agaron Adibekian, sociólogo en Ereván, la capital de Armenia. "A los
armenios les gusta el duelo, ha habido muchas tragedias en la historia
de la nación. Los estadounidenses siguen sonriendo y evitan compartir
sus problemas con otros. Y los armenios se avergüenzan de tener éxito".
Estados Unidos ocupó el 35to lugar.
Jon Clifton, socio de Gallup, reconoció que la encuesta midió en
parte la tendencia cultural a expresar ciertas emociones positivas o
negativas. Pero consideró que los escépticos no deberían menospreciar la
expresión de las emociones positivas como un fenómeno importante en sí
mismo.
"Esas expresiones son una realidad, y eso es exactamente lo que
tratamos de cuantificar", dijo. "Creo que hay una emotividad más
positiva en estos países".
Algunos latinoamericanos dijeron que la encuesta abordó un tema
fundamental en sus países, un hábito compartido por millones de personas
que se enfocan en los aspectos positivos de la vida, como los amigos,
la familia y la religión, pese a las dificultades cotidianas.
Carlos Martínez estaba sentado a la mesa con 11 colegas, trabajadores
de la construcción, en un restaurante de la capital panameña. Compartía
con ellos empanadas de maíz, pollo frito y café antes de dirigirse al
trabajo en uno de los cientos de edificios que se han construido durante
un auge económico de un año, apoyado en parte en el éxito del Canal de
Panamá. La bonanza ha abatido los índices de desempleo pero también ha
agravado el tránsito de vehículos y los índices de delincuencia.
Martínez se dijo infeliz por la criminalidad, pero "contento" con su familia.
"Pero de manera general, feliz, porque es un país con mucha riqueza
natural, que es importante para el mundo", dijo, en referencia al Canal.
"Como caribeños, somos gente de fiesta, de comer bien y vivir lo mejor
que se pueda. Aquí tenemos muchas posibilidades, sólo hay que
sacrificarse un poco más".
Singapur se ubica 32 lugares arriba de Panamá en el Índice de
Desarrollo Humano, pero la situación se invierte en la encuesta de la
felicidad. Y el panorama parecía desolador el miércoles para Richard
Low, ejecutivo de 33 años en la próspera metrópolis asiática.
"Trabajamos como perros y nos pagan con maní. Apenas hay tiempo para
las fiestas o para relajarse, porque siempre hay que pensar en lo que
viene, en cuándo vence el siguiente plazo o cuándo es la siguiente
reunión. No hay una percepción del equilibrio entre el trabajo y la vida
aquí", lamentó.
En Paraguay, empatado prácticamente con Panamá como la nación más
positiva, la vendedora callejera María Solís consideró que las
adversidades económicas no deben atentar contra la felicidad.
"La vida es corta y no hay motivos para estar triste", comentó.
"Porque aunque seamos ricos, los problemas siempre existirán". Debemos
reírnos de nosotros mismos".
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