El incremento del caudal parece haber condenado algunos poblados a
desaparecer, tras un continuo crecimiento del que estudiosos dan
múltiples explicaciones, pero no un diagnóstico final.
Ahora el lago Enriquillo, que ya ha causado grandes estragos a la
agricultura apoderándose de amplias extensiones de terreno y a la
ganadería, está a punto de dejar sin comunicación a Jimaní con Duvergé,
debido a que sus aguas cubren la carretera que comunica estas
localidades después de la comunidad de Las Baitoas, por lo que
comenzaron a vaciar materiales en la zona para que se pueda mantener el
tránsito.
Pero la situación se convierte en calamitosa en la comunidad de Boca
de Cachón, zona más afectada por el crecimiento del afluente que ya
tiene cubierta una amplia zona de la carretera que une a ese poblado con
Jimaní y que está a punto ser incomunicado en el tramo La
Descubierta-Boca de Cachón.
Aquí su gente parece sucumbir ante la situación de depresión que se
apodera de ellos ante la falta de empleo y de alimentos que eran
producidos en las tierras tomadas por el lago.
“Ya no sabemos qué vamos hacer con esta situación, no tenemos
agricultura, ganadería y nos estamos muriendo de hambre debido a las
dificultades para poder comer”, precisó Francisco Alberto Sánchez un
residente en Boca de Cachón, quien diariamente se sienta debajo de un
árbol a espera de que aparezca alguna actividad económica para conseguir
el sustento de su familia.
El director de este distrito municipal Fernando Cueva, definió como
ambiente desolador el que tienen los residentes en este poblado y
asegura que están condenados a ser trasladados, producto del incremento
de las aguas.
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