Se trata de la checa Eliska Klucinova, que con 24 años acabó la prueba combinada femenina en 18ª posición; pero desde luego eso no fue lo que centró la atención de las cámaras.
En un punto de la competición, Eliska necesitaba ponerse las mallas, y
por tanto, quitarse las bragas. Valiéndose de una toalla para no
mostrar al mundo sus partes pudorosas, se puso manos a la obra.
Una operación habitual en los estadios que en esta ocasión tuvo algo
de extraordinario: Una cámara centró su atención en el cambio de atuendo
de la atleta, que no tardó en darse cuenta de que estaba siendo
grabada.
Con una sonrisa en los labios y una gran destreza, Klucinova continúo
con su proceso sin exhibir un gramo de carne más de lo necesario. En
apenas unos segundos tenía las bragas en la mano y las mallas puestas. Y
lista para seguir compitiendo.
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