No son chimeneas sino velas eso que quiebra la horizontalidad del Wind Challenger, o Desafío del Viento,
 un proyecto que pretende reducir sustancialmente el consumo de 
combustible de los grandes cargueros. La Universidad de Tokyo quiere 
convertir estos gigantescos navíos en embarcaciones mucho más respetuosas con el medio ambiente al instalar este conjunto de gigantescos mástiles de aprovechamiento eólico de 20 m. de ancho y 50. de alto.
Hasta ahora las simulaciones realizadas con los prototipos han confirmado una reducción del consumo de hasta el 30% de media.
Para aprovechar al máximo el viento no solo se tiene en cuenta el 
invento de estas “velas” sino un complejo y exhaustivo estudio de las 
condiciones meteorológicas. Conocer las corrientes y el viento,
 su dirección e intensidad, resulta esencial para adaptar la navegación 
de la manera que proporcione un mayor aprovechamiento de dichas 
circunstancias para minimizar el consumo de combustible. Así el ángulo 
de cada una de las “velas” se ajusta individualmente para obtener la máxima fuerza de impulsión. Además cada una conssite de cinco partes de manera que puedan replegarse (¿arriarse?) si las condiciones son especialmente extremas.
El material utilizado para confeccionar estas velas es aluminio y plástico reforzado con fibra, lo que le otorga rigidez. Por eso casi podríamos hablar más de alas que de velas.

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