Actualmente este crucial aspecto de la medicina depende totalmente de la generosidad de los donantes de sangre y los datos muestran que su número está cayendo en los últimos años.
Cientificos rumanos desarrollan sangre artificial
Imaginad cuántas vidas se podrían salvar si pudiéramos desarrollar un sustituto eficaz para la sangre humana, que además sirviera para cualquier tipo sanguíneo. Accidentes, urgencias, desastres naturales… ¿En cuántos casos podría ser útil disponer de sangre de manera inmediata para emergencias y operaciones?
Durante décadas numerosos grupos de investigación han intentado conseguir este objetivo sin éxito, al menos hasta ahora.
Esta semana nos llega una noticia muy interesante desde la Universidad de Babeş-Bolyai en Cluj-Napoca, Rumanía, donde un equipo de científicos ha conseguido desarrollar sangre artificial con resultados muy prometedores.
Después de más de seis años de investigación, el equipo dirigido por el doctor Radu Silaghi-Dumitrescu, anunciaba un compuesto sanguíneo que superaba con éxito los experimentos realizados en ratones.
Evidentemente cuando hablamos de test en ratones hay que tener las debidas precauciones y saber que aún queda un gran trecho hasta que sea aplicable a humanos. Sin embargo, los responsables de esta investigación nos sitúan en un plazo bastante alentador puesto que estiman que en dos años podrían comenzar las pruebas con seres humanos.
Pero el dato más curioso de esta noticia nos lleva sorprendentemente a viajar hasta los fondos marinos para encontrar un inesperado aliado… el Polychaete Annelid, un gusano marino con una proteína clave en esta investigación.
El sistema circulatorio de estos anélidos cuenta con un compuesto en su sangre llamadohemeritrina encargada del transporte de oxígeno desde las branquias hasta los tejidos.
Este pigmento respiratorio férrico presente en los gusanos poliquetos se ha revelado como el mejor sustituto de la hemoglobina, e incluso ha resultado ser más estable en los test químicos y biológicos realizados por los investigadores.
Es probable que a algunos de vosotros esta noticia sobre la sangre y Rumanía os haya traído a la memoria la película Drácula, sin embargo a mí me ha recordado a “Los últimos días del edén” en la que Sean Connery encarna el personaje de un investigador que encuentra la cura del cáncer gracias a una pequeña hormiga perdida en la inmensidad del Amazonas. Si esta investigación finalmente llegara a buen puerto resultaría fascinante ver cómo la clave estaba escondida en la sangre de un diminuto gusano marino.
Esperamos que el proyecto siga adelante y que los resultados en humanos ofrezcan resultados tan positivos dentro de dos años.
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