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Algo que deberia saber de nuestra provincia de samana

 Un ilustre hijo de la Provincia de Samaná, nacido en Sánchez, el Presidente Manuel Bergés Chupani, me contó que en su época de Juez de Instrucción y Profesor del Liceo Secundario de Samaná, cuando junto a sus amigos paseaba por la bahía en bote de remos, tenían que golpear y alejar a los tiburones con dichos artefactos. 
Muy jovencito, en el malecón del antiguo Samaná, cuando la marea llenaba, veía pequeños tiburones que, en gran número, se acercaban a la costa en búsqueda de desperdicios que se arrojaban al mar desde el matadero municipal, ubicado muy cerca de la playa y del riachuelo que bordeaba el play de Samaná. En una ocasión se hablaba de un gran tiburón a quien llamaban Melenkov y se le atribuía tragarse un cayuco y sus ocupantes, sin gran esfuerzo. La abundancia de ese escualo en la zona era tal que, para la gripe y el asma, tuve que ingerir grandes cantidades de aceite de tiburón, mezclado con miel de abejas. Abundaban las albóndigas de tiburón joven. 



Con el tiempo fueron disminuyendo y, por ello, desde el trampolín del balneario de la Aguada se organizaban apuestas de quien llegara primero nadando al “distante” Cayo Vigía. En cada partida el suspenso; que recuerde, nunca un participante, entre los cuales me encontraba en muy pocas ocasiones, sufrió la embestida de ese peligroso pez, astuto, rápido y mortífero, aunque mayoritariamente inofensivo. Con el tiempo, el peligro pasó y las playas de nuestro litoral son hoy muy seguras. Sin embargo, mucha gente se sorprende y se llena de curiosidad cuando se habla del “Tiburón de la Bahía”.
Cuando pequeño, en la Era de Trujillo, llegué a pensar que el Tiburón de la Bahía era un sacerdote de la iglesia católica, no afecto a la oprobiosa dictadura, hasta que un día, con inocencia juvenil, le pregunté a mi abuelo Pedro David Ray Williams ¿Palelo, quién es el Tiburón de la Bahía? El viejo me respondió: la bahía de Samaná tuvo un tiburón, el General Jimaquén. Recientemente mi madre Ferolina, me comunicó que doña Lula Castillo, descendiente de Jimaquén, me dejó en casa unos artículos y documentos relativos a su ilustre familiar.
El Listín Diario, tribuna de expresión del pueblo dominicano, desde siempre, recoge proclamas de Ramón Antonio Marcelino (Jimaquén) en fechas 10 de junio y 14 de septiembre de 1903, y el 29 de agosto de 1904 aparece firmando junto a Joaquín Barba. El General Marcelino en carta al Listín, desde la cárcel del Homenaje, publicada el 1? de agosto de 1914, anunciaba “haber encontrado solución al intricado problema-movimiento-perpetuo-mecánico que, durante hace tantos años, ha mantenido en suspenso, como diríamos, el cerebro aún de los hombres más avanzados en ciencias y artes”. 
En un hecho curioso el Listín Diario publica, el 14 de enero de 1913, un artículo firmado por R. Leónidas Trujillo en que, refiriéndose a Ramón Marcelino (Jimaquén), señala: “Nació este prestigioso soldado del derecho, allá, en la pintoresca ciudad de Santa Bárbara de Samaná, el 7 de diciembre de 1874. 

El pabellón de las listas de fuego y las estrellas rutilantes ondeaba entonces en todo el territorio de la bella península, mientras la bandera de la cruz se mostraba en viejas y olvidadas estanterías...” Trujillo agregaba: “Fue padre del general Jimaquén el coronel de la vieja República, Don Sinencio Marcelino, natural de Santiago de los Caballeros y de quien habló siempre, con admirable respeto, el soldado colosal de la Restauración...”. 
Jimaquén “Desempeñó sucesivamente durante la administración del Presidente Jimenes, de quien fue tan buen amigo como leal teniente, los cargos de Jefe del Resguardo de Sánchez, Jefe del Puerto de Samaná, Jefe Comunal de Sabana de la Mar y ya era el candidato popular de las mayorías para la Gobernación de aquella misma provincia, cuando la desgracia opacó su ideal y le aventó lejos de la familia y el terruño”. 
Jimaquén y Joaquín Barba Siniega se exiliaron en Turquilan, Grand Turk, después de la capitulación del General Barba, el 21 de marzo de 1904, ante las tropas comandadas por el General Fabio Fiallo, el poeta y Jefe de Operaciones en Samaná. Trujillo, recordemos en 1913, dice igualmente de Jimaquén: “Asistió con decisión indecible a todos los grandes encuentros de la campaña entera de la Desunión, se perfiló heroicamente en la tragedia del 23 de marzo de 1903 y se destacó como muy valiente en el ataque dado a Puerto Plata el 2 de enero de 1906”. 
En este último combate “perdió la vida el galante espartano liniero General Demetrio Rodríguez”. Julín Varona, en el Caribe del 8 de julio de 1957 y el ilustre profesor Gregorio Elías Penzo, en su libro “Hombres y mujeres notables y benefactores de Samaná” (1493-1910), nos hablarán del Tiburón de la Bahía en la próxima entrega.

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