Ya han pasado 25 años de su partida,
justo el 9 de agosto de 1988 fue cuando Ramón Valdéz dejó de existir,
víctima de un cáncer de estómago que se le extendió hasta la columna
vertebral. Sin embargo, es imborrable la imagen de Don Ramón paseando,
regañando y peleando por el patio de la “bonita” vecindad en la emisión
televisiva El chavo del ocho.
Verlo delgado al extremo,
siempre de pantalón de mezclilla desgastado y deslavado, con una playera
oscura, tenis blancos, además de una gorrita de playa deshilachada por
el tiempo, se hizo parte de la rutina familiar.
Reconocerle su capacidad de aguantar las
incontables cachetadas que doña Florinda (Florinda Meza) le propinaba,
sus pretextos para no pagar la renta a don Barriga (Edgar Vivar), los
regaños a los niños, su inconfundible carácter gruñón, pero también el
corazón que tenía para enternecerse, es imposible, pues Don Ramón era en
realidad Ramón Valdés, así lo han comentado infinidad de veces sus
compañeros de elenco.
“Don Ramón, era Ramón…Es más, él era el
único que no se cambiaba, así como llegaba hacía su parte y se iba, era
un tipo que estaba contento con la vida”, aseguró Carlos Villagrán,
Quico, el niño con enormes cachetes y singular manera de hablar.
De hecho, las características físicas y
emocionales de Ramón Valdés fue lo que llamó la atención a Roberto Gómez
Bolaños Chespirito (guionista y creador de la serie), para que le
propusiera interpretar al papá de la Chilindrina (María Antonieta de las
Nieves).
“Siempre le dijo: sólo sé tú
mismo, no hagas nada más… Es más, así como le hablaba a la Chilindrina,
también nos decía a nosotros”, recordó Esteban Valdés, uno de sus diez
hijos en la serie La historia detrás del mito.
Ramón Valdés ya era reconocido cuando
Roberto Gómez Bolaños lo llamó a integrarse a su grupo de trabajo, de
hecho fue la admiración que sentía por este actor al ver sus trabajos en
las más de cincuenta cintas que realizó al lado de Germán Valdés Tin
Tán (su hermano), Mario Moreno Cantinflas, Pedro Infante, Ignacio López
Tarso y Antonio Espino Clavillazo, pero sin duda alguna fue con Don
Ramón que alcanzó el protagonismo y la internacionalización.
“Uno de mis mayores orgullos es haber
reunido a un excelente grupo, el mejor de humoristas, de comediantes que
ha habido en la pantalla”, expresó Gómez Bolaños en 1970.
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