NUEVA YORK (AP) — Los estadounidenses ven ahora
imágenes que nunca habĂan visto: JĂłvenes de ambos sexos en uniforme
militar marchando con la enseña nacional en un desfile con motivo del
dĂa del orgullo homosexual. Soldados y marineros que regresan de sus
misiones en el extranjero y, segĂşn una vieja tradiciĂłn, abrazan
apasionadamente a sus seres queridos, aunque esta vez los besos y
caricias son de personas del mismo sexo.
Ha pasado ya un año desde que se derogĂł una prohibiciĂłn de que los homosexuales presten servicio abiertamente en las fuerzas armadas de Estados Unidos. El fin de la polĂtica conocida popularmente como "don't ask, don't tell" ("No preguntes ni digas") ha permitido a los gays y lesbianas en las fuerzas militares desempeñar sus funciones sin tener que ocultar ese aspecto de su intimidad, sin tener que mentir ni mantener en secreto absoluto sus preferencias sexuales.
El Pentágono sostiene que la derogación fue adoptada sin contratiempos, sin efectos adversos en la moral, reclutamiento o preparación de las fuerzas armadas. El presidente Barack Obama ha defendido la derogación como un logro de su primer mandato y su adversario republicano, Mitt Romney, ha indicado que no derogará la nueva disposición de llegar a la Casa Blanca en lugar de Obama.
Algunos detractores siguen quejándose que la derogación ha perjudicado a aquellos militares cuya religión condena la homosexualidad. Los incidentes de amedrentamiento de los homosexuales no han desaparecido. A ello se suma la frustración de los activistas de que las familias de los gays y lesbianas que visten el uniforme no disfrutan de los mismos beneficios y servicios a disposición de otras familias militares.
Con todo, existe un sentimiento generalizado de que la derogaciĂłn ha producido mucha más alegrĂa y alivio que decepciĂłn e indignaciĂłn. Hay pruebas tangibles en fotos en internet, como el contingente militar desfilando el dĂa del orgullo homosexual en San Diego o la del sargento de InfanterĂa de Marina Brandon Morgan en brazos de su novio al regresar de una gira de seis meses en Afganistán.
Decenas de miles de personas vieron la foto en Facebook y Morgan reconociĂł que fue "un gran momento de la historia".
"Empero, nuestra intenciĂłn no era que circular por todo el mundo", reconociĂł el MarĂn. "Solamente estábamos encantados de estar juntos".
Ha pasado ya un año desde que se derogĂł una prohibiciĂłn de que los homosexuales presten servicio abiertamente en las fuerzas armadas de Estados Unidos. El fin de la polĂtica conocida popularmente como "don't ask, don't tell" ("No preguntes ni digas") ha permitido a los gays y lesbianas en las fuerzas militares desempeñar sus funciones sin tener que ocultar ese aspecto de su intimidad, sin tener que mentir ni mantener en secreto absoluto sus preferencias sexuales.
El Pentágono sostiene que la derogación fue adoptada sin contratiempos, sin efectos adversos en la moral, reclutamiento o preparación de las fuerzas armadas. El presidente Barack Obama ha defendido la derogación como un logro de su primer mandato y su adversario republicano, Mitt Romney, ha indicado que no derogará la nueva disposición de llegar a la Casa Blanca en lugar de Obama.
Algunos detractores siguen quejándose que la derogación ha perjudicado a aquellos militares cuya religión condena la homosexualidad. Los incidentes de amedrentamiento de los homosexuales no han desaparecido. A ello se suma la frustración de los activistas de que las familias de los gays y lesbianas que visten el uniforme no disfrutan de los mismos beneficios y servicios a disposición de otras familias militares.
Con todo, existe un sentimiento generalizado de que la derogaciĂłn ha producido mucha más alegrĂa y alivio que decepciĂłn e indignaciĂłn. Hay pruebas tangibles en fotos en internet, como el contingente militar desfilando el dĂa del orgullo homosexual en San Diego o la del sargento de InfanterĂa de Marina Brandon Morgan en brazos de su novio al regresar de una gira de seis meses en Afganistán.
Decenas de miles de personas vieron la foto en Facebook y Morgan reconociĂł que fue "un gran momento de la historia".
"Empero, nuestra intenciĂłn no era que circular por todo el mundo", reconociĂł el MarĂn. "Solamente estábamos encantados de estar juntos".
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