About Me

header ads

SALE DE LA CARCEL DESPUES DE 49 AÑOS TRAS LA REJAS

Betty Smithey escucha el veredicto junto a la oficial de prisiones Leone Hamm y su abogado Andy Silverman (AP Photo/The …Betty Smithey salió el lunes pasado de la cárcel estatal de Arizona bañada en aplausos. Cada paso que daba -frágil, lenta, apoyándose en su bastón- ayudaba a pintarla como la mujer mayor que es a sus 69 años.

Algo que no se hubiera deducido al ver los vítores del público, al cual ella recibió con gestos como de un político durante un mítin; lo que nadie hubiera dicho al verla acercarse al personal de la cárcel que estaba ahí para verla marchar, es que Betty Smithey había pasado 49 de sus 69 años entre rejas por haber estrangulado a un bebé a sangre fría. Nadie hubiera predicho en 1963 que Betty saldría de la cárcel, pero mucho menos con un grupo de seguidores aplaudiéndola.

Pero es posible que en la historia de la presa más longeva de Estados Unidos haya también una moraleja de redención y de hasta dónde puede llegar la compasión de la sociedad. Porque Betty es, sin lugar a dudas, culpable del terrible crimen. En 1963 asesinó al bebé que debía estar cuidando, Sandy Gerberick. No hacía ni una semana que había sido contratada como cuidadora de la pequeña, al noroeste de Phoenix (Arizona). Fue encontrada culpable de asesinato en primer grado y se le sentenció cadena perpetua sin posibilidad de apelar a la libertad condicional. 

La ficha policial de Betty SmitheyLa ficha policial de Betty Smithey En su defensa, los abogados indicaron que Betty había sufrido una infancia especialmente dura; que sus padres la ignoraban cuando no estaban abusando de ella (no se especifica en qué sentido) y que sus sucesivos padres adoptivos también la fueron maLa ficha policial de Betty Smitheyltratando. Así se creó lo que ante el juez se describió como "una mujer extremadamente frágil sin capacidad alguna para enfrentarse a las dificultades y que podía volverse psicótica ante un estrés extremo". De hecho, esa es la conducta que mostró Betty durante sus primeros años de sentencia.

Se rebelaba ante toda orden, creaba problemas contra las demás presas cada vez que podía
y, entre 1974 y 1981, intentó fugarse hasta cuatro veces.
Pero algo debió pasó entonces en la cabeza de Betty. Tras esos años de rebeldía y de mostrar que no tenía arreglo, cambió radicalmente. De repente, se convirtió en una presa modelo. No solo durante una temporada, el típico tiempo corto en el que cualquier farsante interesado en aparentar buena conducta puede mantener una charada; no, lo de Betty fue una transición gradual que aguantó el paso de los años y de las décadas. El motivo: Emma Simmons, la madre del bebé asesinado, le escribió una carta en 1983 perdonándola por su crimen."Eso fue esencial", recuerda Betty. "Me hizo sentir que no era un monstruo. Si me podía perdonar por haberle quitado la vida a su hija... Mi responsabilidad era convertirme en alguien mejor".

Betty Smithey escucha el veredicto junto a la oficial de prisiones Leone Hamm y su abogado Andy Silverman (AP Photo/The …Tanto es así que al poco varias organizaciones a favor de la amnistía la encontraron como una buena causa por lo que luchar. Porque, ¿no se espera que una cárcel también sirva para reformar a sus presos, y no para negarles una oportunidad de vivir en sociedad? ¿No es mucho más humano intentar corregir que dar a alguien por perdido? Esos fueron los argumentos que usaron en 1994 y 2003 varios empleados de la prisión, que nombraron a Betty como susceptible de recibir clemencia, el paso previo a que se revisara su condena y, quizá, pudiera salir a la cárcel.

Lo de la clemencia es un suceso especialmente raro en Estados Unidos: solo se ha dado dos veces en la historia de EEUU, y la última fue en 1989. Las dos veces se le negó. Y así permaneció encerrada hasta junio de este año, cuando el gobernador Jan Brewster decidió reducir la condena de Betty de cadena perpetua a 49 años. Y, efectivamente, le dio la codiciada clemencia. Betty era una mujer libre.
"No encuentro un motivo para seguir reteniéndote aquí. No veo qué valor tiene tenerte controlada y encerrada", le dijo Jesse Hernandez, el hombre a cargo de la junta que debía darle la libertad condicional.
Eso fue en la reunión que se celebraba a las 9 de la mañana. A las cuatro de la tarde, fue liberada. "Qué maravilloso es conducir por la carretera y no ver ningún cable con espinas", dijo una vez en casa. "Tengo tanta, tanta suerte".

Publicar un comentario

0 Comentarios